El índice glicémico (IG) de los alimentos es un concepto que se aplica a ciertas características de los alimentos con alto contenido de hidratos de carbono, en relación al efecto que tienen sobre el alza de la glicemia después de su ingestión. Este sistema permite así comparar distintos nutrientes y ha tenido aplicación en nutrición, en el manejo de la obesidad, de la diabetes mellitus y en deporte.
Para establecer el IG de un alimento se recurren a personas voluntarias a las que, tras un ayuno nocturno, se les mide la glicemia después de haber ingerido una cantidad del alimento (la cantidad de alimento tiene que ser tal que proporcione 50 g de carbohidrato disponible biológicamente). Las medidas de la glicemia se realizan a intervalos de tiempo previamente establecidos, hasta un máximo de 120-180 minutos. Tales medidas se comparan con las de un producto de referencia, como la glucosa o el pan blanco (50 g ), al que se le asigna arbitrariamente un índice 100.
El IG (en relación al pan blanco) de algunos de los alimentos más conocidos son: pan blanco 100, pan integral 73, plátano 74, piña 84, damasco 82, pera 54, manzana 52, uva 66, tallarines 67, espaguetis 54, porotos 56, papas 72, arroz grano largo 80, arroz integral 48, sacarosa (azúcar común) 97, miel 78.
Durante el proceso digestivo, nuestro organismo secreta insulina para ajustar los niveles de azúcar en nuestra sangre. Cuanto más alto el nivel de azúcar, mayor cantidad de insulina se secreta. Si consumimos alimentos con IG bajo, el proceso digestivo es más lento, la sensación de saciedad mayor, y el nivel de insulina se mantiene más bajo. Para resumir: es importante, entonces, combinar nuestros alimentos de acuerdo a su IG, de modo de mantener los niveles de azúcar en sangre e insulina equilibrados.
Teniendo esto en cuenta, se producirá una baja de peso lenta y gradual, tendremos más energía, y ayudaremos a prevenir enfermedades cardiovasculares y la aparición de diabetes.
Durante el proceso digestivo, nuestro organismo secreta insulina para ajustar los niveles de azúcar en nuestra sangre. Cuanto más alto el nivel de azúcar, mayor cantidad de insulina se secreta. Si consumimos alimentos con IG bajo, el proceso digestivo es más lento, la sensación de saciedad mayor, y el nivel de insulina se mantiene más bajo. Para resumir: es importante, entonces, combinar nuestros alimentos de acuerdo a su IG, de modo de mantener los niveles de azúcar en sangre e insulina equilibrados.
Teniendo esto en cuenta, se producirá una baja de peso lenta y gradual, tendremos más energía, y ayudaremos a prevenir enfermedades cardiovasculares y la aparición de diabetes.
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