El embarazo aumenta las exigencias en la función de la glándula tiroides. Por una parte existe un mayor requerimiento en el aporte de yodo, ya que hay un traspaso de yodo al bebé a través de la placenta y por otra parte aumenta el clereance de yodo por una mayor excreción renal.
La tiroides aumenta levemente su volumen y la producción de hormona tiroidea para dar respuesta a este mayor requerimiento. Las personas que estaban previamente en tratamiento por hipotiroidismo requieren precozmente ajustar la dosis de la levotiroxina, necesitando en ocasiones aumentar su dosis hasta en un 50%. Esto es variable en cada paciente y se necesita un monitoreo cuidadoso en los niveles de TSH y T4 durante todo el embarazo.
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